martes, 12 de abril de 2011

AVALANCHA SEPULTA A FAMILIA EN LA VEREDA DE CHUZA




La tragedia estaba anunciada, pues desde el año 2008 habitantes de la vereda habían pedido la reubicación de más de 20 casas que se encuentran en la franja de una falla geológica conocida como la falla de Saraconcho.


A las 11:00 de la noche del domingo la familia Ortega Guerra se encontraba descansando en su vivienda ubicada en zona rural del municipio de El Tambo, al occidente de Nariño. La noche era lluviosa y en la vivienda se encontraban Franco Roberto Ortega, de 60 años, y su esposa María Teresa Guerra, de 58 años, también estaban en otra habitación Jaime, de 30 años, y su esposa Jacqueline Castillo, de 45; en un cuarto contiguo se encontraban Arnulfo y Nelson Ortega Guerra, quienes habían participado juntos de una jornada de integración religiosa en el casco urbano del municipio.


A las 11:30 de la noche la constante lluvia que había caído en el sector desde hace ya varios días no cesaba, la montaña estaba cargada de agua y de repente se desplomó sobre la vivienda, arrasando por completo con todo a su paso. Más de 100 toneladas de lodo se vinieron abajo y enterraron a cinco de los seis miembros de una familia.

Fue terrible

La lluvia se incrementó de forma abrupta, cuenta doña Consuelo Melo, vecina de los Ortega Guerra, quien se siente afortunada pero muy temerosa, pues la avalancha pasó a escasos dos metros de su casa en la que también viven siete personas, entre ellos algunos familiares de los Ortega Guerra.
“De un momento a otro se sintió que la montaña ‘bramó’ fuertemente y sonó una avalancha, la tierra tembló y todos los que nos encontrábamos ahí sentimos que el piso y la casa se movían, se mecía de un lado a otro. Fue terrible. Cuando salimos vimos la avalancha que bajaba y la casa de ellos ya no estaba… todo era oscuridad y olor a barro. La lluvia no paraba”, cuenta esta mujer que afirma que toda su vida ha vivido en esta vereda. Hoy, más que nunca, pide a las autoridades que le ayuden para evacuar la zona. Está convencida que de un momento a otro la montaña puede llevarse también su casa y a sus seres queridos.
“Le rogamos al Presidente y al gobernador que nos ayuden a salir de aquí. Nosotros estamos viviendo con el peligro y cualquier día la avalancha nos va a tocar a nosotros”, indicó.

Sólo un sobreviviente

En medio de la oscuridad y muy golpeado por la fuerza del lodo, los escombros y el material vegetal que contenía la avalancha, Nelson Ortega gritaba pidiendo auxilio.
“Yo cuando sentí fue que estaba dando vueltas en medio del lodo, no sabía dónde estaba. Yo me encontraba durmiendo con mis padres y de pronto sentí el ‘mamonaso’, fue muy fuerte y todo era tierra. Yo estaba tapado todo el cuerpo, sólo tenía la cabeza por fuera. Luchando pude sacar las manos y como pude me salí gritando a mis papás, pero ya no me respondieron”.
Los gritos del sobreviviente alertaron a los vecinos quienes ya presentían que algo siniestro había ocurrido.
“Yo grité a mi tío Cornelio, que es vecino, y le dije que una avalancha tapó a mis papás. Seguí buscando y llamándolos, pero no me contestaron”, afirma Nelson Ortega, quien milagrosamente sobrevivió y dio aviso a los vecinos quienes de inmediato, en medio de las lluvias, intentaron rescatar a los otros integrantes de la familia.
Nelson Rubén presentaba heridas en brazos, piernas y cara, por lo cual fue conducido hasta el Hospital San Luis de la ciudad Hospedaje del Sol, donde fue atendido por los galenos y dado de alta pasado el mediodía de ayer lunes.

Esfuerzos infructuosos
La cantidad de lodo que cayó sobre la casa hizo que los esfuerzos de los vecinos que acudieron en medio de la noche fueran vanos, pues cinco personas murieron entre barro, piedras, árboles, ladrillos y vegetación que prácticamente pulverizaron la vivienda.
“A la madrugada, y ya con la poca luz del día, pudimos ubicar los cadáveres. Unas cincuenta personas trabajamos con palas y picos toda la noche. Teníamos la esperanza de encontrarlos vivos, pero no, el barro los mató”, afirmó uno de los vecinos que ayudó a rescatar los cuerpos.

Pérdidas

La fuerza de la avalancha no sólo acabó con la vida de los integrantes de la familia Ortega Guerra, también sepultó tres motocicletas y un carro, que se encontraban parqueados en el inmueble.
Las pérdidas económicas están representadas en electrodomésticos, ropa, víveres y enseres.
Nelson Rubén es la única persona que gracias a un milagro del Señor de El Tambo se encuentra vivo; aunque solo, desamparado y con la esperanza que las autoridades gubernamentales y locales le ayuden a superar la dolorosa experiencia.

Sepelio colectivo
Unidades de la Policía arribaron hasta el lugar de la tragedia y en camionetas de la institución condujeron los cadáveres hasta la morgue del Cementerio Central de El Tambo, ubicado aproximadamente a 10 kilómetros de distancia.

Colecta pública
Los levantamientos de los cuerpos fueron realizados por unidades de la Policía, mientras que las necropsias fueron practicadas por personal especializado del Instituto de Medicina Legal, que se desplazó desde la capital nariñense.
Los tambeños realizaron una colecta pública en el despacho parroquial para obtener los recursos económicos necesarios y costear los gastos exequiales de las víctimas, quienes permanecen en cámara ardiente en el salón de la parroquia del Señor de El Tambo.
Jacqueline Castillo, una de las víctimas, era oriunda de Tumaco, su hijo llegó ayer en la tarde a El Tambo para reclamar el cuerpo y conducirlo hasta su tierra natal, donde será sepultada.

Administración sin recursos

El alcalde Saulo Pupiales expresó su dolor por el hecho que cobró la vida de estas personas e indicó que los habitantes de la zona afectada y en riesgo se dedican a labores agrícolas y son de escasos recursos.
“Indudablemente la ola invernal acentuada en la última semana y la falla geológica de Saraconcho han puesto en peligro a la zona. El pasado sábado dos viviendas se cayeron por la lluvia y ahora tenemos esta situación lamentable”, indicó.
El mandatario local manifestó que un proceso de reubicación es muy costoso y que el municipio no puede costearlo, por ello solicitó la ayuda del gobierno regional y nacional para iniciar un eventual proceso de reubicación de por lo menos 20 viviendas que están en inminente peligro, además de una escuela en la vereda San Antonio de la Chuza.
“No tenemos los recursos, somos un municipio de sexta categoría y por ello requerimos el apoyo del gobierno regional y nacional para atender a estas familias y reubicarlas lo antes posible”.

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